Hijo del mueblista Josep Ribas Fort, que había fundado una empresa junto con J. Pons (Ebanistería Pons i Ribas), sucedió a su padre en 1897 y trasladó tanto el taller como la tienda. El nuevo taller se convirtió en un espacio de reunión de intelectuales y artistas de la época y, pese a seguir la misma línea del anterior, aumentó la producción y adaptó las formas a la estética modernista. A principios del siglo XX tuvieron que buscar un nuevo director artístico y contrataron a un holandés, Albert Simonis, quien imprimió un nuevo carácter al taller dando mayor protagonismo al Modernismo floral.
Colaboró con A. Clapés en algunas decoraciones de edificios.